El cálculo del coste de un vehículo se basa, entre otros factores, en el TCO (Total Cost of Ownership), que se traduce como Coste Total de Propiedad. El TCO incluye los gastos generados desde el momento en que se adquiere un producto hasta el fin de su vida útil, es decir, lo que cuesta el ciclo de vida completo. Conocer este valor permite que la toma de decisiones a la hora de adquirir un producto sea mucho más certera. El TCO tiene en cuenta gastos directos e indirectos, y es un valor que se tiene muy en cuenta en el sector del motor.
¿Cómo calculo el TCO?
La fórmula exacta para conocer el TCO es la siguiente:
TCO = [Coste de adquisición + (Intereses / Costes de financiación) + Costes de funcionamiento - Coste de reventa] / Kilometraje total (u horas de motor) a lo largo de la vida del vehículo.
¿Qué costes incluye?
- Coste de adquisición del vehículo: el valor del coche, las prestaciones y los complementos adicionales que se añadan. El análisis general de este coste incluye el precio de venta del distribuidor, prestaciones, costes de diseño, licencias, impuestos, inspecciones y costes administrativos.
- Costes de financiación: intereses, costes de oportunidad y gastos administrativos de la compra o el renting del coche.
- Coste de funcionamiento: gastos relacionados con la conducción, reparaciones, segura y limpieza del vehículo.
- Coste de reventa o valor residual: puede ser clave para determinar el momento ideal para sustituir un coche de la flota, teniendo en cuenta el dinero que puede aportar un coche en su reventa, el kilometraje y la antigüedad del vehículo, entre otros factores.
¿Se puede reducir el Coste Total de Propiedad?
- Conducción adecuada: si adaptamos nuestra forma de conducir a unos buenos hábitos, nuestros viajes serán más eficientes y conseguiremos ahorrar evitando reparaciones. El consumo de combustible se puede reducir si conducimos de manera adecuada.
- Mantenimiento: si no esperamos a que algo se estropee para ir al taller, estaremos reduciendo de manera considerable el TCO de nuestro coche. Una revisión periódica puede salvar al vehículo de una avería mucho más cara.
- Fiscalidad: conviene prever y estar al corriente de los cambios normativos, con el fin de ser capaces de adaptar la flota a todas las novedades.